Este es el día que hizo el Señor;
(Salmo 118:24)
regocijémonos y alegrémonos en él.
Hoy es un nuevo día lleno de oportunidades y bendiciones, un regalo de Dios. Es fácil dejarse llevar por el peso de las preocupaciones, el estrés y la ansiedad que nos impone la vida moderna. Sin embargo, este versículo nos exhorta a hacer lo contrario: regocijarnos y alegrarnos.
Cada mañana que amanece es una oportunidad para empezar de nuevo, para renovar nuestra fe y nuestra esperanza. El ayer ya pasó, el mañana aún no ha llegado, así que vivamos plenamente el presente. Seamos agradecidos por cada rayo de sol, por cada sonrisa que compartimos, por cada desafío que nos moldea y fortalece.
Recordar que hoy es un regalo divino nos ayuda a superar los obstáculos con alegría en el corazón, sabiendo que Dios está con nosotros en todo momento. Por tanto, no permitamos que las preocupaciones nos roben la alegría. Cultivemos la gratitud, la alabanza y la fe en cada circunstancia.
Elijamos vivir el día de hoy con propósito, difundiendo amor y ayudando a los demás. Celebremos la vida que el Señor nos ha dado y, sobre todo, celebremos el amor infinito que él nos ofrece cada día. Recordemos que, independientemente de las circunstancias, el día es hoy, y en él encontramos motivos para ser felices.